miércoles, 28 de septiembre de 2011

Corte y Planta - Claudia Castillo L.

La Insignia

Obra de Julio Ramón Ribeyro:
 
"LA INSIGNIA"
 
"Hasta ahora recuerdo aquella tarde en que al pasar por el malecón divisé en un pequeño basural un objeto brillante. Con una curiosidad muy explicable en mi temperamente de coleccionista, me agaché y después de recogerlo lo froté contra la manga de mi saco. Así pude observar que se trataba de una menuda insignia de plata, atravesada por unos signos que en ese momento me parecieron incomprensibles. Me la eché al bolsillo y, sin darle mayor importancia al asunto, regresé a mi casa. No puedo precisar cuánto tiempo estuvo guardada en aquel traje que usaba poco. Sólo recuerdo que en una oportunidad lo mandé a lavar y, con gran sorpresa mía, cuando el dependiente me lo devolvió limpio, me entregó una cajita, diciéndome: "Esto debe ser suyo, pues lo he encontrado en su bolsillo".
Era, naturalmente, la insignia y este rescate inesperado me conmovió a tal extremo que decidí usarla.
Aquí empieza realmente el encadenamiento de sucesos extraños que me acontecieron. Lo primero fue un incidenbte que tuve en una librería de viejo. Me hallaba repasando añejas encuadernaciones cuando el patrón, que desde hacía rato e observaba desde el ángulo más oscuro de su librería, se me acercó y, con un tono de complicidad, entre guiños y muecas convencionales, me dijo: "Aquí tenemos libros de Feifer". Yo lo quedé mirando intrigado porque no había preguntado por dicho autor, el cual, por lo demás, aunque mis conocimientos de literatura no son muy amplios, me era enteramente desconocido. Y acto seguido añadió: "Feifer estuvo en Pilsen". Como yo no saliera de mi estupor, el librero terminó con un tono de revelación, de confidencia definitiva: "Debe usted saber que lo mataron. Sí, lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga". Y dicho esto se retiró hacia el ángulo de donde había surgido y permaneció en el más profundo silencio. Yo seguí revisando algunos volúmenes maquinalmente pero mi pensamiento se hallaba preocupado en las palabras enigmáticas del librero. Después de comprar un libro de mecánica salí, desconcertado, del negocio.
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Durante algún tiempo estuve razonando sobre el significado de dicho incidente, pero como no pude solucionarlo acabé por olvidarme de él. Mas, pronto, un nuevo acontecimiento me alarmó sobremanera. Caminaba por una plaza de los suburbios cuando un hobre menudo, de faz hepática y angulosa, me abordó intempestivamente y antes de que yo pudiera reaccionar, me dejó una tarjeta entre las manos, desapareciendo sin pronunciar palabra. La tarjeta, en cartulina blanca, sólo tenía una dirección y una cita que rezaba: SEGUNDA SESION: MARTES 4. Como es de suponer, el martes 4 me dirigí a la numeración indicada. Ya por los alrededores me encontré con varios sujetos extraños que merodeaban y que, por una coincidencia que me sorprendió, tenían una insignia igual a la mía. Me introduje en el círculo y noté que todos me estrechaban la mano con gran familiaridad. En seguida ingresamos a la casa señalada y en una habitación grande tomamos asiento. Un señor de aspecto grave emergió tras un cortinaje y, desde un estrado, después de saludarnos, empezó a hablar interminablemente. No sé precisamente sobre qué versó la conferencia ni si aquello era efectivamente una conferencia. Los recuerdos de niñez anduvieron hilvanados con las más agudas especulaciones filosóficas, y a unas disgresiones sobre el cultivo de la remolacha fue aplicado el mismo método expositivo que a la organización del Estado. Recuerdo que finalizó pintando unas rayas rojas en una pizarra, con una tiza que extrajo de su bolsillo.
Cuando hubo terminado, todos se levantaron y comenzaron a retirarse, comentando entusiasmados el buen éxito de la charla. Yo, por condescendencia, sumé mis elogios a los suyos, mas, en el momento en que me disponía a cruzar el umbral, el disertante me pasó la voz con una interjección, y al volverme me hizo una seña para que me acercara.
- Es usted nuevo, ¿verdad? -me interrogó, un poco desconfiado.
- Sí -respondí, después de vacilar un rato, pues me sorprendió que hubiera podido identificarme entre tanta concurrencia-. Tengo poco tiempo.
- ¿Y quién lo introdujo?
Me acordé de la librería, con gran suerte de mi parte.
-Estaba en la librería de la calle Amargura, cuando el...
- ¿Quién? ¿Martín?
- Sí, Martín.
-!Ah, es un colaborador nuestro!
- Yo soy un viejo cliente suyo.
- ¿Y de qué hablaron?
-Bueno... de Feifer.
-¿Qué le dijo?
-Que había estado en Pilsen. En verdad... yo no lo sabía
-¿No lo sabía?
- No -repliqué con la mayor tranquilidad.
- ¿Y no sabía tampoco que lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga?
- Eso también me lo dijo.
-!Ah, fue una cosa espantosa para nosotros!
-En efecto -confirmé- Fue una pérdida irreparable.
Mantuvimos una charla ambigua y ocasional, llena de confidencias imprevistas y de alusiones superficiales, como la que sostienen dos personas extrañas que viajan accidentalmente en el mismo asiento de un ómnibus. Recuerdo que mientras yo me afanaba en describirle mi operación de las amígdalas, él, con grandes gestos, proclamaba la belleza de los paisajes nórdicos. Por fin, antes de retirarme, me dio un encargo que no dejó de llamarme la atención .
-Tráigame en la próxima semana -dijo- una lista de todos los teléfonos que empiecen con 38.
Prometí cumplir lo ordenado y, antes del plazo concedido, concurrí con la lista.
-!Admirable! -exclamó- Trabaja usted con rapidez ejemplar.
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Desde aquel día cumplí una serie de encargos semejantes, de lo más extraños. Así, por ejemplo, tuve que conseguir una docena de papagayos a los que ni más volví a ver. Mas tarde fui enviado a una ciudad de provincia a levantar un croquis del edificio municipal. Recuerdo que también me ocupé de arrojar cáscaras de plátano en la puerta de algunas residencias escrupulosamente señaladas, de escribir un artículo sobre los cuerpos celestes, que nunca vi publicado, de adiestrar a un meno en gestos parlamentarios, y aun de cumplir ciertas misiones confidenciales, como llevar cartas que jamás leí o espiar a mujeres exóticas que generalmente desaparecían sin dejar rastro.
De este modo, poco a poco, fui ganando cierta consideración. Al cabo de un año, en una ceremonia emocionante, fui elevado de rango. "Ha ascendido usted un grado", me dijo el superior de nuestro círculo, abrazándome efusivamente. Tuve, entonces, que pronunciar una breve alocución, en la que me referí en térmios vagos a nuestra tarea común, no obstante lo cual, fui aclamado con estrépito.
En mi casa, sin embargo, la situación era confusa. No comprendían mis desapariciones imprevistas, mis actos rodeados de misterio, y las veces que me interrogaron evadí las respuestas poque, en realidad, no encontraba una satisfactoria. Algunos parientes me recomendaron, incluso, que me hiciera revisar por un alienista, pues mi conducta no era precisamente la de un hombre sensato. Sobre todo, recuerdo haberlos intrigado mucho un día que me sorprendieron fabricando una gruesa de bigotes postizos pues había recibido dicho encargo de mi jefe.
Esta beligerancia doméstica no impidió que yo siguiera dedicándome, con una energía que ni yo mismo podría explicarme, a las labores de nuestra sociedad. Pronto fui relator, tesorero, adjunto de conferencias, asesor administrativo, y conforme me iba sumiendo en el seno de la organización aumentaba mi desconcierto, no sabiendo si me hallaba en una secta religiosa o en una agrupación de fabricantes de paños.
A los tres años me enviaron al extranjero. Fue un viaje de lo más intrigante. No tenía yo un céntimo; sin embargo, los barcos me brindaban sus camarotes, en los puertos había siempre alguien que me recibía y me prodigaba atenciones, y en los hoteles me obsequiaban sus comodidades sin exigirme nada. Así me vinculé con otros cofrades, aprendí lenguas foráneas, pronuncié conferencias, inauguré filiales  a nuestra agrupación y vi cómo extendía la insignia de plata por todos los confines del continente. Cuando regresé, después de un año de intensa experiencia humana, estaba tan desconcertado como cuando ingresé a la librería de Martín.
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Han pasado diez años. Por mis propios méritos he sido designado presidente. Uso una toga orlada de púrpura con la que aparezco en los grandes ceremoniales. Los afiliados me tratan de vuecencia. Tengo una renta de cinco mil dólares, casas en los balnearios, sirvientes con librea que me respetan y me temen, y hasta una mujer encantadora que viene a mí por las noches sin que yo le llame. Y a pesar de todo esto, ahora, como el primer día y como siempre, vivo en la más absoluta ignorancia, y si alguien me preguntara cuál es el sentido de nuestra organización, yo no sabría qué responderle. A lo más, me limitaría a pintar rayas rojas en una pizarra negra, esperando confiado los resultados que produce en la mente humana toda explicación que se funda inexorablemente en la cábala".

ESPACIOS (por Jenifer Tello)

¿Qué es el espacio?

Para mí, un espacio es delimitado por las masas que lo rodean, siendo el principal y más importante elemento en la construcción arquitectónica. Puede ser clasificado por su forma, por su función; además de que no todo lo percibe de la misma manera. Queriendo decir que la subjetividad de un espacio esta relacionada directamente con su objetividad, ya que una persona puede encontrar en un espacio público, un espacio personal; o viceversa. Este depende de la percepción del que lo observa.
Asimismo, los espacios dentro de una edificación, o fuera de ella, delimitan el recorrido del observador y están interconectados por diferentes elementos que permiten realizarlo.
De esta manera, como dijo Platón "es el receptáculo de todo lo que existe", refiriéndose a que sobre el espacio es donde se crea la arquitectura.

Igualmente, podemos encontrar espacios a nuestro alrededor; espacios abiertos, cerrados, públicos, privados, personales, libres, etc. Por ello, al dirigirnos al edificio Cronos, encontramos varios espacios de los cuales me interesaron más los siguientes:


ESPACIOS EN EL RECORRIDO AL EDIFICIO CRONOS


Este espacio me pareció muy cálido, ya que es abierto y con vegetación. Además, los materiales de la construcción me parecieron indicados para contribuir con la sensación que obtuve al visualizarlo. Es por ello que podemos observar que la función de este espacio, que es el de la entrada a la universidad, no coincide necesariamente con mi percepción del mismo.



Este espacio me pareció interesante por los materiales y el diseño utilizados, ya que los vi muy modernos y atractivos al ojo. Además, encierra un terreno en donde se siente el espacio público y como un punto de encuentro para los empresarios que trabajan ahí. Yo, personalmente, me sentiría cómoda encontrándome ahí con mis colegas y entrando al edificio.



Este espacio me pareció algo monóno pero no menos atractivo. El contraste de la rigidez de su diseño con la vegetación de afuera, me pareció interesante; ya que el minimalismo con el que está construido (por diferentes motivos funcionales) permiten que uno quiera recorrerlo y observarlo detalladamente.



El espacio establecido a la entrada del Cronos, me pareció muy sutil y a la vez atractivo. El trabajo de curvas y rectas fue acertado para guiar al observador al edificio; así como la necesidad de seguir recorriendo para llegar al objetivo final, me atrajo mucho.



Por último, el espacio encontrado dentro del Cronos, me interesó ya que al ser un espacio público, me dio la sensación de querer estar ahí. Ya sean por los materiales contrasatantes, por la modernidad del área y de los objetos, por la forma, etc.; me dio la sensación de paz y armonía que el arquitecto quiso transmitir.


En conclusión, para mí, podemos encontrar espacios en todas partes, pero la sensación que uno obtiene al entrar a u observar, uno, puede variar en cada uno.


Publicado por: Jenifer Tello

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Espacios / Dibujos

PUBLICADO POR CLAUDIA CASTILLO

El Salon:


La Rotonda:



Centro Comercial Cronos (Oscar Gonzalez Moix):







PUBLICADO POR GERARDO VARGAS







































PUBLICADO POR JESUS SAGASTEGUI










PUBLICADO POR CRISTINA MUÑOZ:


"EDIFICIO CRONOS"




 PUBLICADO POR PATRICIA ROCA QUICAÑO

 LA ROTONDA
PABELLON  L
 

PABELLON H



viernes, 16 de septiembre de 2011

Dibujo de Detalles del Convento de San Fancisco-Gerardo Vargas

 
Dibujo

EL ESPACIO

DEFINICION:
- Extension que contiene toda la materia existente
- Parte que ocupa cada objetivo sensible
- Capacidad de terreno, sitio o lugar
- Distancia entres dos cuerpos

Puntos muy importantes en el espacio son:
-Necesita Luz, es decir que el espacio tenga una buena iluminacion
-Tiene que poderse recorrer mediante cada espacio
-Debe tener una escala, es decir el espacio debe tener una proporcion adecuada en donde el ser  humano pueda  desplazarse y sentirse a gusto.
- Debe relacionar lo exterior con lo interior
- Debe de armonizar con el entorno para no desentonar, es decir debe de incorporarse al entorno.

"El tema del espacio, es un tema central en la teoría de la arquitectura e históricamente"

Un buen ejemplo de esto seria el MUSEO JUDIO DE BERLIN del arquitecto DANIEL LIBESKIND



                 
El arquitecto creo este museo dividiendolo en tres espacios: el primero  son son los pasillos que van recorriendo el edificio, el segundo es el vacio,el hueco donde no hay nada (al menos nada material) y el tercer espacio esta en el exterior y es el jardin del exilio.

PUBLICADO POR CRISTINA MUÑOZ

Lo objetivo y lo subjetivo

OBJETIVO es aquello que se relaciona con lo real,con lo logico, es decir es lo que podemos percibir en cambio lo SUBJETIVO se relaciona con lo imaginario, los sentimientos, los gustos , los sueños ,ya que pertenecen al modo de pensar de cada uno de nosotros.

EJEMPLOS :

 Objetivo: es un edificio alto



Subjetivo : es algo magico

Como sabemos es muy importante desarrollar y utilizar nuestro lado objetivo y subjetivo para la arquitectura

PUBLICADO POR CRISTINA MUÑOZ

miércoles, 7 de septiembre de 2011

José Antonio Coderch

por Gerardo Vargas Jimenez

Arquitecto nacido en Barcelona. En 1940 obtiene el título por la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona y establece su despacho profesional en ésta ciudad conjuntamente con Manuel Valls. Miembro fundador del Grupo R. y componente del Team X, obtiene gran prestigio por uno de sus primeros proyectos, la casa Ugalde y el pabellón en la IX Triennale de Milán. En 1960 obtiene el Premio FAD de Arquitectura por las viviendas de la calle Juan Sebastian Bach en Barcelona, premio que repetirá en 1972 por el conjunto de viviendas Raset-Freixa-Modolell (Banco Urquijo); y la medalla de Oro de la Exposición Nacional de Bellas Artes, por el proyecto no construido de Torre Valentina (1959). En 1965 inicia su actividad como profesor de proyectos en la Escuela de Arquitectura. Fue académico electo de la Real Acadèmia de Bellas Artes de Sant Jordi. Murió el 6 de noviembre de 1984 y fue enterrado en Espolla.



                                                                    CASA UGALDE





Termas de Vals - Peter Zumthor.

Por Gerardo Vargas Jimenez
Las Termas de Vals son un edificio construido en Suiza por el arquitecto Peter Zumthor en 1996. Se trata, como su propio nombre indica, de un complejo termal que se sitúa en la loma de una pronunciada ladera del valle, integrándose con ella y apareciendo con forma de búnker con una serie de perforaciones desde las que se puede contemplar el paisaje de todo el valle.Está construido mediante hormigón y trozos delgados de roca gneiss extraida en una cantera de la localidad. Las termas, que reciben aguas de la montaña a 30º de temperatura, consiguen atraer en torno a 40.000 turistas al año a la localidad de Vals.El interior de las Termas emula el interior de la tierra, con espacios iluminados cenitalmente mediante unas grietas que introducen una luz irreal. También aparecen los vasos de spa y termas como si fueran lagos de agua subterránea en el interior de una cueva, generando espacios de descanso y quietud adecuados para su uso.

El complejo incluye spa, tienda, hotel, baños, sauna, solarium, etc.




Charles Moore : Sea Ranch

Charles Moore se centro en  que sus proyectos otorgaran atencion a los requerimientos del contexto o del entorno de este.Lo cual me llama la atencion porque buscaba enfatizar el sentido del lugar.Un buen ejemplo seria el Sea Ranch,el cual lo creo con el proposito de que las personas se alejaran del ruido de la ciudad para estar en completo contacto con la naturaleza y puedan relajarse.Construido de una manera y con los materiales necesarios para que Charles Moore lograra armonizar la estructura arquitectonica con el entorno, el cual se encuentra rodeado por el mar y por una fila de arboles,lo cual me parece interesante porque Moore contruyo este lugar para que arboles pudieran proteger las edificaciones de los vientos ya que este lugar se caracteriza por tener vientos fuertes.

publicado por CRISTINA MUÑOZ